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En uno de mis nuevos libros favoritos, The Psychology of Money, pobremente traducido al español como “¿Cómo piensan los ricos?” Housel capítulo tras capítulo nos ilustra de manera excelsa como es más importante comportarnos bien que convertirnos en “expertos en inversiones”; esto lo hace desde el inicio del libro con dos personajes muy interesantes y con moralejas profundas, Ronal Read y Richard Fuscone.

Ronal Read arregló autos en una estación de gasolina por 25 años y limpió pisos en JCPenney por 17. Tenía una casa humilde que compró a sus 38 años y vivió una vida muy frugal. Lo que sorprendió a todo mundo fue que, al fallecer en 2014, Read tenía una fortuna de 8 millones de dólares, de los que donó 6 y heredó 2 a sus hijastros.

El otro personaje es Richard Fuscone, un ejecutivo en Merril Lynch, ex – Harvard con MBA, quien se retiró a los 40 para convertirse en filántropo. Fuscone tenía una casa de 1,600 metros cuadrados con 11 baños, 2 albercas y 7 estacionamientos cuyo costo de mantenimiento rondaba en los $90,000 usd. Fuscone quien se había apalancado para fondear su lujosa casa y estilo de vida se declaró en banca rota en 2008.

Read logró su fortuna invirtiendo todo lo que podía en acciones de empresas blue chip, compañías bien establecidas con ingresos estables, y esperando décadas a que el interés compuesto hiciera su trabajo, obviamente podemos deducir que Read no era un experto en Wall Street o inversiones.

Fuscone, trabajó en una de las instituciones financieras más importantes de Estados Unidos en su época, podemos intuir que era un inversionista sofisticado y un experto en mercados bursátiles.

La historia entrelazada de estos personajes, nos deja ver que la gran mayoría de las veces, el comportamiento es más importante que el conocimiento, a menos que seas Warren Buffet y ni siquiera es una excepción que yo considere válida, pues el mismo Buffet ha hablado incontables ocasiones sobre la importancia de la paciencia y el comportamiento. Como dice Housel podemos resumir gran parte del éxito de Read y el fracaso de Fuscone en que Fuscone era muy avaricioso y  Read no se permitía ninguna clase de excesos.

Housel comenta en el libro que la moraleja no es ser como Read, y concuerdo pues quizá Read podría haber disfrutado el fruto de sus inversiones en vida y viajar un poco, educarse o algunos otros placeres sin caer en el derroche, más no deja de ser un poderosísimo ejemplo de como el comportamiento es más importante que el conocimiento.

Así que inviertan bien, sin aspirar a ser Read o su antítesis, Fuscone, compórtense como buenos inversionistas.

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