Hay una frase que se me quedó grabada en la cabeza, aunque no recuerdo la fuente, “los hombres planean y los dioses se ríen”.
Tener metas y planes de cómo llevarlas acabo es buena idea, el problema es que frecuentemente vemos cómo tenemos que reajustar nuestros planes precisamente porque los planes originales no salen como esperábamos.
Esta capacidad de reajustar los planes y adaptarse, puede traer grandes beneficios, basta con recordar la historia de Coca-Cola, que nació con la intención de ser un medicamento patentado, más hoy en día es una de las bebidas con mayor éxito comercial en la historia.
Traigo esto a colación porque como gestor de inversiones, es muy frecuente ver cómo las personas que invierten en portafolios o activos de riesgo con un plan y un horizonte de tiempo en mente, terminan cambiando de planes, temperamento y horizonte de tiempo, muchas veces sin dejar madurar sus inversiones. Quizá esto suceda porque no tiene flexibilidad para reajustar su plan macro.
Si bien es normal que nuestras preferencias al riesgo cambien con el tiempo, el no tener esto en cuenta puede mermar de forma significativa el desempeño de nuestras inversiones, pues una inversión con un nivel de riesgo medio, planeada a 5-7 años, pudiera sufrir volatilidad en el primer o los primeros años, que en el caso de interrumpir la inversión y no dejarla madurar estaremos hiriendo el desempeño de nuestra inversión y por consecuencia nuestro patrimonio.
Es como si tuviéramos tierra, plantáramos jitomates, y antes de que tuviéramos una cosecha lo suficientemente madura para recogerla, cambiáramos de planes, arrancáramos todas las plantas verdes para plantar algo nuevo. Seguramente el rendimiento de esa tierra sería peor que si hubiéramos esperado a que las plantas alcanzaran su punto de madurez para su posterior cosecha.
Quizá para blindarnos de estos cambios de horizonte de tiempo, preferencia al riesgo y planes que terminan por afectar el desempeño de nuestras inversiones, en vez de confiarnos de que vamos a ser “disciplinados” y dejar madurar las inversiones de plazo que tengamos, lo que podría funcionarnos mejor sería tener en cuenta que cambiamos de planes y preferencias con mayor frecuencia de lo que pensamos y destinar más de nuestro patrimonio a reservas y fondos de emergencia, para que así, ante cualquier eventualidad como una oportunidad en otro activo, cambios en nuestro ingreso o simplemente gustos por capricho, tengamos recursos para hacer estas cosas, sin interrumpir el plazo original de nuestras otras inversiones.
El tener reservas y fondos extra, nos puede dar la flexibilidad que requerimos ante un cambio de planes, sin tener que afectar otras inversiones de nuestro patrimonio.
Así que inviertan bien, tengan una estrategia que les de flexibilidad y compórtense como buenos inversionistas.