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Es fácil hablar de paciencia cuando se va ganando.

Es fácil citar a JP Morgan, el banquero más grande de todos los tiempos, con su frase, “en tiempos difíciles las acciones vuelven a sus legítimos dueños” en buenos tiempos, o en bajas de 2%, 5% o hasta 10% en nuestras inversiones. Es fácil creer que somos esos dueños legítimos, los poseedores de esas empresas que generarán montañas de efectivo en el futuro (¿eres tú Apple?).

Pero una cosa es pensar que somos pacientes, que somos resistentes, que somos mejor que el inversor promedio, y que podemos detectar oportunidades cuando otros no las ven, es fácil creer que tenemos lo necesario para soportar el siguiente mercado bajista, la siguiente recesión o crisis, y que “compraremos cuando haya sangre en las calles” en alusión a la frase del barón de Rothschild (otro gran banquero).Sin embargo ese súper yo, gran inversor que actúa mientras otros sienten pánico, que es paciente mientras la gente pierde la cordura muchas veces sólo existe en la imaginación.

Napoleón tenía una forma de definir a los grandes generales, que aplica para los grandes inversores y grandes empresarios: El hombre que puede hacer lo normal, cuando todos alrededor de él se están volviendo locos.

Ni siquiera tenemos que imaginar que hacemos cosas extraordinarias, tan sólo que no perderemos la cordura mientras todo mundo pierde la suya.

Pero imaginar es fácil, el mercado no lo es:

Cuando necesitamos ser pacientes, en mercados bajistas o laterales, no lo somos, muchos prefieren liquidar sus posiciones “porque tuvieron mejores oportunidades”. Así como cuando se metieron al mercado porque creyeron que era la mejor oportunidad en el momento que entraron.

Cuando hay sangre en las calles, y los precios bajan, la mayoría nos apanicamos cuál gallinas enfrentando un zorro que se metió al gallinero.

Cuando todo mundo perdió la cabeza, la nuestra se va con la manada, tanto en manías como en pánicos.

Y no es nuestra culpa, así evolucionó nuestro cerebro, y no es que esté mal, gracias a esto sobrevivimos como especie y hoy podemos estar aquí, aunque sea para comprar caro y vender barato .

Nacimos y moriremos sesgados. Los sesgos que más nos afligen, a los que no somos “tomadores de riesgo”, (que casi nadie lo es, aunque lo crea) nos acompañarán toda la vida.

Y es que No basta con ser paciente, todo tiene su “gato encerrado”, como dicen, el diablo está en los detalles.

Lo que dijo JP Morgan, no se refería a los pacientes (solamente), si no a los capaces, aquel que tiene la capacidad de no necesitar el dinero que tiene invertido, aquel que tiene respaldo suficiente para no tocar sus acciones, en pocas palabras el rico, y recordemos que no es rico quien tiene más, si no quien tiene más tiempo de reserva medido en dinero.

Quizá este sea un buen momento para evaluar nuevamente si nuestro portafolio es adecuado para nosotros, si tenemos capacidad (¿puedo dejar los recursos en mi portafolio muchos años) y si tenemos los nervios para que el mercado siga cayendo. 

Ahora que estamos en medio de un bear market, que podría ponerse más grave en el corto plazo, hemos experimentado (algunos nuevamente) una probadita de la volatilidad de Mr Market; nuevamente Mr Market poniendo a prueba nuestra paciencia y temperamento.

Quizá algunos reduzcan exposición en renta variable, activos de riesgo, otros quizá incrementen exposición sabiendo que tienen capacidad y quien haya descubierto que es demasiado averso a la pérdida decida cambiar de perfil y tomar un portafolio de renta fija en su totalidad.

Si vamos a mantener exposición a activos de riesgo, otro truco no es intentar ser Odiseo, que quiso escuchar el canto de las sirenas, si no tratar de ser como sus marineros, con cera en los oídos para no ser seducidos por el canto de las sirenas. Si no vigilamos las fluctuaciones de mercado, diario, o mes a mes, si no semestre a semestre o una vez al año, podremos ser pacientes y ganar algo de control sobre nuestras emociones (bajo el supuesto de que tenemos buenos activos, claro, aunque sean de riesgo).

De lo que se trata y ya lo hemos comentado antes es de mantenerse invertido. Incluso Mark Spitznagel, que se ha dedicado a apostar contra cisnes negros (y ha tenido mucho éxito), recientemente comentó que la mejor estrategia para el inversionista común es mantenerse invertido aún en tiempos volátiles (con la exposición que uno se pueda permitir).

Al final, siempre, el peor enemigo del inversionista es uno mismo.

Inviertan bien, estén atentos a su peor enemigo y compórtense como buenos inversionistas.

Foto de Bjarte Sorensen.

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